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miércoles, 22 de junio de 2016

Messi, gracias por ser argentino



Ayer se gestaba en mi mente este texto dedicado a un ser que logra unir millones de voces en el mundo en un mismo momento, con la misma energía, con la misma pasión, con la misma admiración y lo que es mejor, con el mismo respeto.

Yo crecí en esta tierra en la que el fútbol es mucho más que un evento deportivo. Acá el fútbol es tradición, religión, es herencia. Papá compra la camiseta para su bebé al otro día de ver en la ecografía que "es varón". El primer regalo suele ser una pelota, de colores, blanda, de tela y con cascabeles... pero una pelota al fin. En Argentina, el asado, el tango y el fútbol son ADN, son la expresión viva de lo que nos une y es por eso que el que no ama el tango, cuando sale del país y escucha "Cafetín de Buenos Aires" deja que se le piante un lagrimón; el perfume del domingo al mediodía es el del asado hecho por el abuelo y papá, con los nenes alrededor esperando con ansias aprender a hacer el fuego; y el fútbol es el color que envuelve este paisaje verde y extenso.

A mis 32 años he visto muchos jugadores apasionados, virtuosos, dedicados, guerreros, de hecho coleccioné fotos de Matías Almeyda durante mi adolescencia y gracias a él aprendí a observar el fútbol europeo y supe que la combinación de la técnica y disciplina de ellos necesita la rusticidad de nuestros argentinos para que tanta organización deportiva no vuelva aburrido y previsible un domingo a las 6.

En una semana me encontré repitiendo dos veces la misma expresión: "No se puede creer".

Messi. Sí, así a secas. Messi. El jugador en la cancha y en la vida. Ese que ojalá se vuelva ejemplar ídolo de las generaciones futuras. Ese que a esta altura ha superado con creces no solo récords sino las expectativas de quienes quieren el fútbol y no, de quienes se resistieron a darle la derecha, de quienes lo cuestionaron y sostuvieron "le falta".

No le falta, le sobra!

Se define a los líderes como las personas capaces de guiar e influir a otras personas o grupos de personas, que además son reconocidos como tales.

Sólo con esa definición se puede refutar verbalmente cualquier expresión que, a esta altura, es pasado. Siempre es bueno aportar un poco de educación que modere la pasión.

Messi, "el jugador", ese al que le negaban la 10, ese que tenía una vara muy alta para superar, ese que cargaba con la historia pisándole los talones. 


Sí, ese que "todavía" no ganó un mundial. 

Ese que recibió en España lo que no supieron darle nuestros clubes. 

Messi, el que aún así decidió que quería vestir la albiceleste. Messi, el callado, el mudo, el silencioso obrero. 


El que le lleva una alegría al argentino promedio que soñó con ser futbolista, ese que hace que los ojos de mi sobrino brillen, ese que mira la pelota como un chico mira la vidriera de una juguetería. 


Messi, el que apunta, calcula y dispara. El sumiso. Ese que, siendo uno no necesita "líos" para que su nombre esté en boca de todos, ese que se mueve como cualquier técnico quiere, ese que parece un jugador de Play.  Sí, ese... así, milimétrico, veloz, prolijo en la cancha y fuera de ella. 


Messi... ese que le hace todo más fácil al resto porque aprendió a poner su virtud al servicio de otros.

Messi, el mejor jugador del mundo.

Messi, el que tiene un don y lo valora.

Messi, el que responde ataques con silencio.

Messi, el que por cada humillación brinda un acto magistral.

Messi, el jugador que sonríe y nos invita a hacerlo con él.

Messi, el que nos hace olvidar durante 90 minutos que este país está plagado de gente que no le llega ni a los tobillos.

Messi, el que nos devuelve la alegría que los políticos nos quitan, más no sea lo que dura un partido.

Messi, el que conserva mirada de niño y logró a base de trabajo hacer de la pelota, una extensión de su cuerpo.

Messi, el que nos demuestra que con sacrificio y fe en uno mismo, pero principalmente respetando a los otros, se puede llegar tan lejos como se desee.


Yo soy de la generación que tenía como ídolo a alguien que fue "pasado" mucho antes de terminar su carrera. De una generación que dijo D10S a alguien que ha dado muestras de ser inmoral, injusto y desagradecido con sus hermanos, nosotros... los argentinos.

Siento un enorme alivio de que los niños de hoy puedan amarlo, en nuestro país y en el mundo entero.

Sí, señores... Messi, el pibe que hizo de las ventanas, puertas. El que, por cada ataque, devolvió una jugada inolvidable.


Cinco letras, un nombre, un grito. Messi... gracias por ser argentino.






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