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domingo, 28 de agosto de 2016

Morir de miedo

Esto de las redes sociales nos impide romper sanamente los vínculos, nos aleja de la idea clásica que descansaba en las poesías de Gustavo Adolfo Bécquer donde, estar distanciados del amor era algo angustiante y doloroso.  La lejanía de aquellos tiempos quedaba librada al azar y allí sí valía la leyenda "del hilo rojo" porque, definitivamente, si dos personas estaban destinadas a estar juntas, más allá de las adversidades y los procesos de la vida, habría encuentro.

Seguramente si Pablo Neruda viviera estos tiempos, en lugar de estar noches enteras mirando estrellas que le inspiraran tan hermosas prosas, estaría stalkeando a su amada en Facebook; estaría viendo si su portada da indicios de que ya hay un nuevo amor o estaría escribiendo indirectas en Twitter.  Gabriel García Márquez estaría escribiendo sobre los muros de los políticos del momento y su visión de la realidad sería acotada a lo que sus contactos quisieran mostrar en las redes sociales, por lo que sus novelas costumbristas, quizás no existirían tan perfectamente descriptas como las conocemos hoy.

Las parejas de antes se divorciaban y pasaban a ser completos desconocidos.  Separarse era sinónimo de romper lazos con un montón de gente que no tenía que ver con uno y que hasta quizás,  nos caía mal.  Los amigos de cada bando se volvían soldados de la tropa y atacar al contrincante era un folklore que tenía un duelo relativamente breve, hoy -en cambio- los ex tortolitos se ven en internet quizás para ver quién de los dos envejece más rápido, engorda más y se deteriora mejor... pero en definitiva, el lazo sigue.

Aquellos que aman en estos tiempos tienen que saber que hay una gigantesca valentía en el acto mismo  de amar ya que es probable que, cuando el amor se termine, (si es que deciden separarse) en las redes sociales habrá mucho material que NO se autodestruirá en 5 minutos como decían los comunicados que recibía el Inspector Gadget.  No bastará con que Pepe y Moni borren los álbumes de fotos, porque Pao, Coqui, Dardo y María Elena han sacado fotos también.  Entonces, hay un punto en el que nada se irá para siempre.

Fiestas Navideñas, cumpleaños, recitales, fotos grupales, etiquetas en lugares, en viajes... todo queda en algún lugar y posiblemente, en algún momento nos volveremos a encontrar con recuerdos que nos vendrán a impedir olvidar lo que fuimos ayer y eso nos va a movilizar y nos hará preguntarnos una y otra vez si lo que elegimos estuvo bien.

En fin... solamente pienso que sería muy lindo perderse algunos recuerdos, podría llegar a ser una linda forma de ganar salud mental, de dejar de preguntarnos qué hubiese sido si...

Posiblemente habrá un momento en el que podamos mirar el álbum de nuestra vida (que no estará colgado en ninguna nube) ese que habita en nuestro corazón y en nuestra mente y ahí, cuando no haya más tiempo seguiremos preguntándonos cómo hubiese sido la vida si hubiésemos abierto otras puertas, pero ya está... para no morir de miedo, bastará con saber que todo lo que decidimos salió del corazón.

jueves, 11 de agosto de 2016

Y tu cabeza está llena de ratas...

Resulta que pensaba que la próxima vez que fuera a escribir, lo haría sobre mi viajecito.  Suelo observar el mundo, sea cual sea el alrededor que toque, y me pongo a esbozar algunas líneas que quizás a alguien le lleguen.  Esta vez no pudo ser.

Pongo los pies en la tierra nuevamente, se terminan mis vacaciones y... él, que se animó a asegurar en una de sus canciones "soy mi propio soberano" terminó siendo como dice en la misma letra "soy mi propio enemigo. ...tengo corta la mirada."

Existen muchos momentos en los que una se topa con personas que nos dicen "todavía sos muy chica, ya vas a entender".  Pasan los años y, con absoluta ansiedad nos acostumbramos a esperar "entender" eso que los "adultos" dijeron que entenderíamos más adelante.

Qué gran desilusión llega cuando descubrimos que los años no son sinónimo de sabiduría, ni de cautela, ni de aprendizaje... que la miseria existe sin importar el sexo, la edad, la educación, la clase económica ni la geografía.  El lado positivo, quizás sea, aprender a temer hasta de uno mismo.  ¿En qué momento nacen los corazones nobles?  ¿En qué momento se desintegra el límite entre ser un ser humano y ser un perfecto sorete?  Perdón por la palabra pero, animal, bestia, desagradable, indeseable son términos demasiado livianos.

No sé cómo será en otras partes del mundo pero... en nuestro país existe  la "penecracia".

La penecracia es ese sistema de organización por el cual, tanto hombres como mujeres, usan frases tales como:

"está mal atendida"
"malco"
"tiene síndrome de tafal de gaver"
o la última adquisición literaria aportada por Gustavo Cordera "hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo".

La penecracia es ese sistema que considera que un pene es sinónimo de alegría.  Pero qué triste que hasta los que se consideran muy "progre" tengan que caer tan bajo.

Demás está destacar que estas declaraciones fueron dadas en una facultad de periodismo, donde hay chicos y no tan chicos que van a estudiar, a aprender ni más ni menos que la importancia de lo que se dice y el cómo.  
Pero ahí fue él, el rockero piola, que tiene dos hijas mujeres, a dar tan retrógradas declaraciones.  Su hija le dijo:  papá, para qué dijiste eso adelante de gente que no te va a entender? sos un pelotudo.  

En fin, me pregunto qué clase de gente sería la que sí lo entendería al pobre Gustavo.  Lo que sí comparto es que es un pelotudo que creyó que tener un pene lo hace portador de una felicidad que debe ser repartida (quiera o no la chica en cuestión recibir su "alegría poco democrática") ya que según él,  parecería ser ese el remedio para la histeria femenina de alguna mujer de 16 años (detalle no menor a destacar en sus declaraciones ya que el maduro músico -que, aparentemente ve en su espejo a un adolescente- habla de mujeres de esa edad en sus dichos).

Pero aquí no termina el tema. Una radio de rock por excelencia en Argentina se niega a pasar la música de Gustavo Cordera como manifestación de rechazo ante sus desacertadas declaraciones, Mendoza y Córdoba cancelaron sus shows pero... ya salieron algunos a defender la "democracia" diciendo que él tiene su libertad de expresión como la tenemos todos y que está mal que lo censuren.

No se en qué momento hemos dejado de usar el diccionario.  Lo que Gustavo tiene es libertad, no sólo democracia, por eso dijo lo que dijo.  Y lo que tienen las radios y las organizadoras de eventos es libertad y democracia para decidir qué artista apoyar y a cuál no.

Si en Vale 97.5 no pasan a Guillermo Fernández cantando tango, no es por censura sino por lineamientos artísticos.  Si RQP 104.3 no pasa Agapornis no es por censura sino porque no responde a los criterios de la emisora.  Así que si hay radios que no pasan más a Gustavo Cordera, será porque son dirigidas por tipos que tienen hijas, sobrinas, esposas a las que respetan en sus libertades y por cuestiones más que claras, se niegan a apoyar a un artista que se considera en sus canciones como alguien de "excesiva humanidad" pero... cuando la guitarra no suena, el cordero pierde la ternura y dice cosas a las que considera psicodrama quizás para seguir intentando convencer a alguien con su desvarío penecrático.

Lo escuché decir que está arrepentido y está bien que lo haga... pero también dijo que sus dichos desataron una "fuerza poderosa" que parece asustarlo, por él mismo y por sus hijas.  Fue entonces cuando recordé una frase que me decían mucho durante mi infancia: "antes de poner la lengua en movimiento hay que poner el cerebro en funcionamiento".  En aquel entonces me preguntaba para qué me decían eso, hoy entiendo que es para no decir cosas de las que no haya retorno.

Únicamente en la provincia de Buenos Aires se cometen 28 violaciones por día.  Las fiscalías reciben una denuncia cada 45 minutos.  Seguramente, recluído en La Paloma o alguno de esos lugares amorosos alejados de la realidad, Gustavo Cordera no tuvo en cuenta este dato estadístico al decir lo que dijo frente a los alumnos de la escuela de periodismo sobre arte TEA. Quizás con otro escenario o frente a un alumnado en el que hubiese habido una sola persona que hubiese sufrido una violación, el tema hubiese sido distinto, quizás ahí sí la vida lo hubiese puesto de cara contra su pseudo excesiva humanidad.

La edad no nos dará sabiduría.  El paso del tiempo es simplemente un conglomerado de situaciones de las cuales uno puede o no aprender.  Sin ponerse en los zapatos ajenos, sin pensar detenidamente antes de que el ego nos tape, va a ser difícil que la edad nos llegue a hacer dignos seres "humanos".

En conclusión, ya lo dijo la hija de Cordera.  Es un pelotudo.
Quizás le estén llegando los años y haya querido hacerse el copado frente a los "pibes" de la facu.  La pifió, mal.  Quiso decir lo que dijo.  Dijo lo que quiso decir.  Nadie entendió mal.  Nadie pudo haberlo entendido distinto.

Quizás María Soledad Morales (17 años al momento de su violación y muerte, hoy tendría 43), Marita Verón (23 años al momento de su desaparición, hoy tendría 37), Jimena Hernández (11 años al momento de su violación y muerte, hoy tendría 36) y tantas otras mujeres y niñas pueden dar fe de que una violación no tiene nada que ver con lo que los "seres humanos" podemos entender por sexo.

Ser "pelotudo" no es una buena explicación.  Para combatir estas ideas no existe mejor técnica que educar con amor y respeto.  Pene y vagina tenemos todos... coherencia y humanidad, no.

Al menos así lo puedo ver yo.