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miércoles, 25 de enero de 2017

Uno no elige el amor, dijo Cortázar

¿Qué pasaría si alguien te dijera exactamente lo que va a suceder con tu vida?
¿Cómo actuarías si alguien te dijera que tu fecha de vencimiento puede ser develada de una vez y para siempre?

No miro películas por la noche porque quiero irme a dormir con la mente libre de angustias innecesarias y creo que la suerte que se corre cuando se elige una película oscila entre la violencia y la tristeza en un ochenta por ciento de los casos.  Particularmente detesto las películas en las que una persona que muere trasciende las fronteras de la física -tal y como la conocemos nosotros- para contactarse con los que quedan, quizás porque lamentaría tener que reconocer que si no me pude conectar con gente que quiero y que se ha ido  es por una incapacidad personal y no por la vida misma.

Hoy vi una película que logró plasmar ese pensamiento que hubiese querido poder decir ordenadamente en tantas oportunidades. El camino suele toparnos con amigos, familia y compañeros que pasan malos ratos, que sufren al tener que decidir, al tener que tomar caminos que generan idea de incertidumbre y por lo general, el dinero o la estabilidad financiera son el motor de la mayoría de las decisiones. Nada es cuestionable. Cada uno hace con su tiempo y su libro lo que desea.

Alguna vez, no mucho tiempo atrás, tuve largas y lindas charlas con alguien a quien quise mucho y repetidamente decía algo así como "no tenés que hacer esto o aquello por mi" dando por sentado que yo hacía grandes esfuerzos por impresionarlo.  Me molestaban esas palabras aunque siempre supe que lo que él veía como algo forzado, para mi era un comportamiento natural.  Mi idea de tiempo siempre es efímera.  Mi idea de vida es voluble. Hacer de un rato simple algo bonito no cuesta nada. Creo.

Yo tenía de él breves instantes, se lo decía a menudo y no como un reclamo, sino para que no malograra los momentos insultando la vida con sus prejuicios desacertados, después de todo respondían a sus costumbres, a su filosofía y a lo que quería creer y no a mis verdaderos motivos.  De todas formas, insistí una y otra vez con "mis" costumbres y con mis gestos porque eran el camino que yo elegía recorrer en esa historia, fuera como fuera, durara lo que durara y terminara como terminara.
Yo no sabía nada de tiempo con él, no había horarios y eso era suficiente para que el simple hecho de transcurrir tuviera un valor distinto.  Cada despedida era una pequeña muerte.  Cada bienvenida parecía una nueva forma de nacer.  Pensé innumerable cantidad de veces cómo describir lo que estaba aprendiendo de la situación, no de la historia sino del paso mismo de la vida.  Seguía aprendiendo a ver el tiempo como supo verlo Dalí.

Si supieras la fecha de vencimiento de tu envase:
¿dónde estarías ahora?
¿a quién querrías ver?
¿a quién le pedirías perdón?
¿a quién correrías a abrazar?
¿dónde querrías cenar por última vez?
¿qué canción escucharías y por qué?
¿a dónde viajarías?
¿qué harías?

Se que mientras leías las preguntas, sin dudarlo supiste las respuestas.  Algunas con varias opciones.  Otras temerariamente definitivas.  Es como dice aquel dicho: "cuando le preguntás algo al universo tenés que lanzar una moneda al aire... cuando ésta está girando, asombrosamente sabés de qué lado querés que caiga".  Siempre sabemos la respuesta.  A veces la despertamo demasiado tarde.

La vida, simple y llana, voluble e intensa, enceguecedora por su luz y su oscuridad.
Siguen siendo los pequeños detalles los que nos muestran cómo son las personas, cuánto valen, cuánto nos elevan, cuánto nos desafían, cuánto nos motivan, cuánto nos cautivan, cuánto asombro nos generan, cuánta admiración se ganan.

Esta película no era otra cosa más que una historia de amor, como todas. Tenía una dificultad terrenal: la teórica imposibilidad de estar juntos. Tenía una certeza: la muerte es la que termina dando completo sentido a la vida.

Desintegrar algo puede ser la mejor forma de entender que debemos llevar el cuerpo a esos lugares en los que sabemos que indefectiblemente puede encontrarse con el alma. Pasamos la mayor parte del tiempo divididos, separados de nosotros mismos como si fuéramos eternos.




miércoles, 18 de enero de 2017

Miedo

El miedo me hizo cobarde. 
El miedo me dejó llorando tantas noches por cosas inexistentes o que no valían la pena. 
El miedo me hizo tatuajes invisibles con prejuicios que, mientras yo iba naciendo, se llenaban de sed.
El miedo me puso frente al producto de mis propias cobardías y ese mismo miedo me quiso hacer pensar que ya no había nada más por hacer. 

De repente el miedo dibujó el plano de una casa donde iba a jugar a ser mujer, y puso en mi espalda el peso que se le antojaba y selló mi boca con una paciencia rota y sueños que no tenían mañana ni más ganas de crecer.  El miedo hizo tanto por mi... decidió todo, aceptó casi todo y me arrebató las hadas que invadieron siempre mi mente.

El miedo lo intentó todo. Pero no percibió que yo miraba no sólo dentro de mi sino alrededor. Y veía hombres de la mano de una mujer y sonriendo a otras a la vez. Y veía mujeres comparando las habilidades de otros delante de aquel que eligieron alguna vez. Y los veía andar en silencio, con la mirada perdida, transcurriendo. Con ilusiones tan golpeadas que no se animaban a nacer. Y vi relaciones que eran negocios, miradas que esquivaban los ojos que en teoría habían elegido alguna vez.

El miedo hace duradero lo imposible, hace eterno lo que tal vez jamás debió ser. Y convirtió el nido en jaula y puso el cielo a la misma altura de sus pies. Y la mujer se ató a un mundo de cuatro hornallas y  puso al hombre a trabajar para mantener una casa a la que nunca quería volver.

Se que no todo es así... Que hay gente que sigue siendo feliz pero seguramente hayan sentido miedo alguna vez, quizaás a diferencia de la mayoría, han sabido qué hacer con él.
El miedo es un pésimo consejero... él se ríe a carcajadas cuando estamos a punto de perder.

Escrito en Marzo de 2013

martes, 17 de enero de 2017

Un poco de amor

Siempre es muy fácil subirse al tren de la huevada mediática que critica descaradamente el padecimiento ajeno.
Miles de personas se horrorizan cuando muere una chica en una fiesta electrónica, los que mueren consumiendo paco no salen en los diarios y si una persona popularmente conocida se droga todos apuntamos los dardos para reírnos como si fuéramos unos sanos mentales bárbaros. Esas son las aristas de la mirada que hay sobre los adictos.

En realidad, muchos de los que se ríen de ellos han sido incapaces de mirar más allá. Los miramos con clemencia solo después de muertos y esa es la parte que nos vuelve más miserables cada día.

Ayer vi al pasar que Chano Charpentier decía en una nota "quiero alguien que me prepare el desayuno" y más de uno comenzó a elaborar las mil y una formas de reírse de un tipo que solamente está pidiendo amor del bueno.  Es un pobre tipo?  No.  Por supuesto que no.  Como no lo ha sido Maradona.  Son personajes conocidos pero principalmente son seres humanos con defectos y virtudes, con penas y frustraciones.  Algunos se vuelven detestables porque lastiman a los demás en su incapacidad de reconocer el problema, van y vienen desparramando sus crisis y despreciando justamente a esos que los quieren genuinamente... quizás porque tuvieron la suerte de tener gente que los cuidó más allá de todo (como creo que le ha pasado a Diego).

En cambio Chano es un pibe de treinta y algo de años que no desparramó odio aún cuando fue despreciado por el ambiente del rock y por el 90% de los hombres que se morían de odio de ver que un flaco común tenía a todas las minas gritando por él.  Pero ven?  Teniendo todo eso por lo cual muchos lo odiaron, no logró tener lo que otros insultan desde el anonimato engañando a quien los espera con el desayuno.  Así es la vida, unos tienen lo que otros no.

Si se supone que venimos a aprender algo, deberíamos empezar a mirar más allá.
Desde las primeras imágenes que vi de Chano allá en el 2011 recuerdo que le dije a mi madre "tiene ojos tristes".Unos cuantos años después, puedo decir con certeza que sus ojos son casi ausentes.

Hoy vi a una nena golpeando a un nene. Supuse que era su hermano y ante la ausencia de un adulto me atreví a decirle "nena, qué hacés? no se golpea a los demás". Me dio bronca, ella era más grande físicamente y el nene era sumiso. Pensé que era una pésima combinación.  Esta historia tiene mucho que ver aunque no lo crean. ¿En qué?  En que vemos a alguien en el piso y lo pateamos  y escupimos.  ¿Con qué sentido? ¿Por qué? ¿Qué nos habilita a pisotear al caído?

Ahhhh no, pero después hablamos de aceptación, hablamos de justicia, hablamos de humanidad, de derechos y de valores.

Se pueden reír de lo que quieran, como yo puedo reírme de lo que quiera, pero si alguien necesita ayuda y la pide honestamente desde el sótano de su miseria, ¿quiénes somos para agredirlo?
Hemos creado algunos monstruos que usan las redes sociales para infectar de odio con comentarios a todo el mundo, desde presidentes, deportistas, famosos y no famosos, para operar contra compañeritos de colegio, en fin... personas que amarían ver hundido a todo aquel que no les gusta.

Esa es la mayor derrota de la humanidad, la falta de humanidad.

Detrás de cada adicto hay un dolor, un miedo a la vida misma, a no cumplir con estereotipos, a no superar sus propias ambiciones incumplidas.  Detrás de un chico que consume, sea lo que sea, hay una necesidad de algo que no supo pedir, buscar y hasta entender. Y detrás de todos ellos, sin importar su situación económica hay gente que lucra con la vida de los demás.

En fin...  me permito decir que Chano no es más que un tipo queriendo salir de su propia oscuridad, un lugar que muchos conocen arrastrando a los demás y que muy pocos se bancan solos.  Ojalá algún día todo sea un mal recuerdo para él y para todos los que tienen la valentía de pedir ayuda, porque la merecen, porque no son un ejemplo de conducta pero sí un ejemplo de lo que hacen las drogas y porque todos merecemos oportunidades sin importar el origen ni el destino.

Ojalá todos despierten al lado de alguien que aman y que los ama.
Ojalá todos tengan una caricia cuando sientan ganas de llorar.
Ojalá todos seamos capaces de dibujar sonrisas en los rostros inundados de llanto.
Ojalá aprendamos a ver el vaso medio lleno.

#HolaMiVida
#BuenaVida ;)