Otras publicaciones

miércoles, 28 de noviembre de 2018

La chispa

Basta una chispa para que un cuerpo arda, para que su soberbia existencia llegue a parir cenizas, para que la realidad se perfume con las notas del olvido que son el alcohol en la herida de los que nos llamamos vivos.

Basta una chispa para que una mente arda para que se siembre una duda y florezca la calma, para que vayamos profundo y busquemos el oxígeno que sólo la verdad puede colgarnos en la espalda.

Basta una chispa para acomodarnos la vida, una chispa que sea duda, que sea música, que sea baile pero que arda. Que sea chispa para ser fuego, que sea luz o no sea nada.


Gracias por leerme.
Guada


jueves, 1 de marzo de 2018

Autorreferencial

Después de tantos textos de autoayuda, de mensajes en internet, de palabras subliminales, decidí escribir sin destinatario más que aquel que quiera ponerse una remera que diga "este palo es para mi".

Tengo casi 30 años, pasé el 99% de mis días con una sonrisa en mi cara. No siempre tuve más motivos para reír que para llorar, pero desde chica, vi a mi mamá siempre con una sonrisa aún cuando yo sabía bien que ya no tenía ni fuerzas para hacerlo, y así entiendo que estar bien no es un regalo de la vida. Es una actitud.

Yo no se todo, no tengo todo claro, no hago ni hice jamás todo bien. Pero lo intenté.

Me inventé mil reglas, todas muy firmes, aunque estos últimos meses traicioné algunas... Ya no se si se justifica que haya sido por amor.

Pero de algo estoy segura, estoy bien. Muy bien.

No estoy atada a nadie. Primero porque el amor no ata, el amor libera, segundo, porque uno se llega a conocer perfectamente, con estrellas y miserias, sólo en soledad.

Viajé sola y descubrí que mucha gente camina con otra de la mano y sigue igual de sola.

Aprendí a leer miradas, a escuchar el ahogo de gargantas desesperadas que gritan de pena sin decir nada... Y una y mil veces más me sentí feliz.

Feliz de estar tranquila conmigo misma. Porque alguna vez estuve con alguien que jamás supo cuales eran mis sueños. Y no busqué que nadie me sacara de allí... Sólo necesitaba encontrarme a mi misma. Darme cuenta de que sin felicidad, no vale la pena nada.

No se todo... es más, no se casi nada pero
hoy se que no existe peor miseria que creer que la lástima es un acto de bondad. No hay nada más triste que conformarnos con las migajas de la vida. No hay veneno que sea más letal que el de apagar los sueños antes de atrevernos a soñar.


sábado, 13 de enero de 2018

Talón, planta y punta

"Talón, planta y punta" decía mi abuela cuando hacía su descargo "antiojotas". 
-Así se debe caminar- sentenciaba. 
A veces la recuerdo diciendo eso.
En realidad, no la recuerdo a veces sino cuando me pierdo por ahí pensando en cómo no pensar en algunas cosas.

Talón, planta y punta... lo sigo usando.  Lo descubrí hace poco.  Un paso, otro y voy pensando en cómo apoyo los pies.  Algún amante de las terapias nuevas lo llamaría "caminata consciente" o algo así pero para mi es un momento en el que puedo dejar de pensar, lo intento o quizás logro que una manía nueva me permita quitar la atención de mis monotemas.

Talón, planta y punta... mientras hago fuerza para que no se me borre algún viejo recuerdo que necesito conmigo un rato más.  Talón, planta y punta... mientras junto todas las respiraciones necesarias que no son necesarias para decidir.

Cada uno tiene su plan de acción para liberarse de su miseria, para huir de su enemigo íntimo que es mucho más peligroso que el que está afuera (si es que existe).

Un paso, otro y estaremos cada día más lejos o más cerca.  La distancia y el tiempo pueden ser muy relativos y, aunque alguien asegurara que no es así, me pregunto si sabrá ese incrédulo cuán cerca de alguien se puede estar cuando te sorprende algún recuerdo y cuán lejos de alguien se puede estar aún teniéndolo a tu lado.

Talón, planta y punta para seguir caminando... para que la vida nos lleve al destino perfecto, al menos pensado.

Buen fin de semana a vos que leíste esto sin esperarlo.